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My Soul To Keep -- Soul Screamers #3 (Rachel Vincent)

CUANDO KAYLEE CAVANAUGH GRITA, ALGUIEN MUERE Y KAYLEE ESTA A PUNTO DE GRITAR COMO LOCA... 

 Kaylee tiene una adicción: su muy ardiente, y popular novio, Nash. Un banshee igual que Kaylee, Nash la entiende como nadie más. Nada se puede interponer entre ellos. Hasta que algo lo hace. El Aliento de Demonio. No, no el que ni la pasta dental quita. Sino el del tipo del Inframundo. El tipo de aliento que realmente puede matarte.

De alguna manera, la super-adictiva sustancia ha logrado llegar al mundo humano. Pero como? Kaylee y Nash tienen que cortar la fuente y proteger a sus amigos—uno de los cuales ya es adicto. Y cuando la epidemia llega demasiado cerca de casa, Kaylee tendrá que arriesgarlo todo para salvar a los que ama.

Próximamente... 

Lectura actual de Paradise Summerland 


Os dejo el primer capítulo del tercer libro de la saga... 




Harmony dijo que no era posible. Que para moverse entre los mundos se requiere la intención, adicionando el grito bean sidhe. ¿Acaso quiere decir que secretamente deseo cruzar?
Si es así, sin duda había estado guardando un secreto. Incluso a mi misma.
Mi preocupación inmediata es salir del inframundo antes que algo rapaz viniera a comerme. Y en el inframundo, podría ser cualquier cosa.
Pero cuando intente gritar,nada salió excepto un pequeño y suave graznido.
Perdí mi voz gritando mi camino hacia el inframundo, y ahora no tenia salida



Capítulo 1



TODO COMENZO con un jugador borracho y un auto arruinado. O eso pensé. Pero como siempre, la verdad era un poco más complicada….
¿Y, COMO SE SIENTE estar libre nuevamente?— Nash se apoyo en mi auto, dándome esa sonrisa a la que no me le podía resistir. La que hacía que sus hoyuelos resaltaran y que sus ojos brillaran, y me derretía como chocolate bajo el sol, pese al frio de mediados de diciembre. 
Inhale un profundo y frio aliento. Como si estuviera viendo el sol por primera vez en un mes. Cerré la puerta de mi auto y le di vuelta a la llave. No me gustaba estacionarme en la calle, no lucia un lugar muy seguro como para dejar mi posesión más valiosa. No que mi auto fuera caro, o algo así. Tenía más de una década de antigüedad, y difícil mente algo que admirar. Pero era mío, y ya estaba pagado, y a diferencia de mis compañeros de clase más afortunados finalmente, nunca sería capaz de comprarme otro, encaso que algún idiota vire demasiado cerca de la curva.
Pero la entrada para los autos de Scott Carter se encontraba llena mucho antes que llegásemos, y la calle estaba llena de autos, mucho mejores que el mío. Por supuesto, todos ellos probablemente tienen más que cobertura por incidentes….
Afortunadamente la fiesta era en una buena sección de nuestro pequeño suburbio de Dallas, donde la jardinería costaba más de lo que mi padre gana en seis meses.
—Relájate, Kaylee. Nash me halo cerca de él mientras caminábamos. Luces como si prefirieras sacarte los ojos antes que pasar un par de horas con algunos amigos.
—Son tus amigos, no los míos, Insistí en lo que pasábamos el tercer convertible de camino a la casa muy bien iluminada al final del callejón sin salida, que ya se encontraba palpitando con una canción que tenía el bajo pesado y que aun no podía reconocer.
—Serian tuyos si los conocieras.
No pude evitar rodar los ojos. Sip, estoy segura que la multitud de brillantina y brillo labial está esperando a que yo les dé una oportunidad.
Nash encogió los hombros. Ellos saben todo lo que necesitan saber de ti eres lista, bonita, y estas locamente enamorada de mi, dijo haciéndome broma, apretándome mas.
Me reí. ¿Quien empezó ese horrible rumor? nunca lo había dicho, por que pese a lo adictivo que era Nash pese a lo especial que me hacía sentir no iba a decir palabras como amor y por siempre hasta que estuviera segura. Hasta que estuviera segura que él estaba seguro. Por siempre puede ser un largo tiempo para los bean sidhes, y hasta el momento su record lucia más como la carrera de las cincuenta yardas que el maratón de Boston. Ya he sido quemada por chicos con poder de permanencia.
Cuando levante la mirada encontré a Nash mirándome, sus ojos estaban girando con rayas de verde y castaño en el brillo naranja de los faroles de la calle. Casi sentí lastima por todos los humanos que no serian capaces de ver eso de leer las emociones en los ojos de otros.
Eso era algo de los bean sidhes, y fácilmente mi parte favorita de mi recientemente descubierta herencia.
—Todo lo que digo es que sería agradable salir con mis amigos y mi novia al mismo tiempo.
—Rodé los ojos nuevamente. Oh, está bien. Seré amable con la gente bonita.
— Al menos Emma estará ahí para hacerme compañía—ella había comenzado a salir con uno de los compañeros de equipo de Nash mientras estuve castigada. Y la verdad era que la mayoría de los amigos de Nash no eran tan malos. Sus novias eran otra historia.
Hablando de hienas sedientas de sangre…
La puerta de un auto se cerró en la entrada delante de nosotros y mi prima, Sophie, estaba de pie al lado de del convertible auto azul metálico de Scott Carter, sus enormes ojos verdes ensombrecidos dramáticamente por la luz de los faroles de calle sobre nosotros.
— ¡Nash! le sonrió ella, ignorándome pese al hecho que habíamos compartido una casa los últimos trece años de sus quince años de vida, hasta que mi padre se mudo de Irlanda el Septiembre pasado. O tal vez debido a eso.
— ¿Puedes darme una mano? cuando pusimos un pie en la entrada, ella rodeo el final del auto de novio en un seductor top sin mangas y jeans de diseñador, con una caja de cerveza agarrada incómodamente contra su pecho. Dos cajas mas a sus pies, y vi a mi alrededor para ver si alguno de los vecinos estaban observando a mi prima de quince años mostrar un paquete de bebidas alcohólicas. Pero probablemente todos los vecinos estaban fuera, pasando sus noches de sábado en el teatro, o el ballet, o en algún restaurante al cual ni siquiera podía pagar el estacionarme cerca.
Y la mayoría de sus hijos estaban en la casa de Scott, esperando porque llegásemos con la cerveza.
Nash me soltó para tomar la caja de manos de Sophie, luego tomo otra del suelo. Sophie le sonrió, después le dio una ensalzada mueca de desaprobación a mi simple chaqueta antes de darse la vuelta sobre tacones de aguja para contonearse tras él.
Suspire y tome la caja que quedaba, a continuación los seguí dentro. La puerta del frente se abrió antes que Nash pudiera tocar, y un alto, fornido estudiante de último año en una chaqueta de cuero color verde y blanco le dio una palmada al hombro de Nash y le quito una de las cajas. Nash dio la vuelta con su brazo vacio extendido, claramente listo de enrollarlo a mí alrededor, pero encontró a Sophie en mi lugar. El se hizo a un lado ignorando su puchero y tomo la caja de mis manos, luego se quedo a tras para dejarme pasar primero.
— ¡Hudson!, Scott Carter saludo a Nash, gritando para ser escuchado por sobre la música. El tomo una de las cajas y nos guio hacia la enorme cocina llena de cuerpos escasamente vestidos y brillantes por el sudor. Pese al frio invernal de afuera, dentro era caliente y húmedo, los niveles de hormona elevándose con cada canción que sonaba.
Me quite la chaqueta, revelando mi ajustada blusa roja, y casi inmediatamente desee poder cubrirme de vuelta. No tenía mucho que enseñar, pero ahora todo lo que tenía estaba a la vista, gracias al top que Emma había escogido para mí esta tarde, el cual súbitamente parecía ser más atrevido de lo que había lucido en la privacidad de mi propia habitación.
Nash coloco la caja de cerveza que quedaba sobre el mostrador mientras Scott metía la primera en el refrigerador. —Kaylee Cavanaugh, Scott dijo cuando se puso de pie aparentemente habiéndome notado por primera vez. El me miro de arriba abajo en lo que resistí la urgencia de cruzar mis brazos sobre mi pecho. Te vez bien. El miro de mí a Sophie, y de vuelta, mientras mi prima trataba de freírme viva con el calor de su mirada. Estoy comenzando a ver el parecido familiar.
—Todo lo que yo veo es a ti, dijo Nash, halándome hacia él cuando se dio cuenta que ni Sophie ni yo estábamos felices con la comparación. Sonreí y lo bese impulsivamente, convencida por el lento remolineo de colores en sus irises que decía eso en serio.
Scott empujo la última caja de cerveza dentro del refrigerador, luego puso una lata fría en la mano de Nash en lo que finalmente me aleje de él, con mi rostro en llamas. ¿Ves? Parecido familiar. Después el se dirigió hacia la multitud con Sophie, destapando su propia lata. Tres pasos más tarde ellos se encontraban rosándose el uno contra el otro al ritmo de la música, una de las manos de Scott alrededor de su bebida, la otra desparramada en la espalda baja de mí prima.
—Wow, eso fue…inesperado, dijo Nash, atrayendo mi mirada de los familiares rostros hablando, bailando, bebiendo, y ocupados de otras formas. Y me tomo un instante darme cuenta que se refería al beso.
— ¿Inesperado bueno, o malo?
—Muy, pero muy bueno. El coloco su lata en el contador a mis espaldas, entonces me halo hacia el para repetir la escena, una mano se deslizaba sobre mi costado. Esta vez no me aleje hasta que alguien me toco el hombro. Me di la vuelta en los brazos de Nash para encontrarme con Emma Marshall, mi mejor amiga, observándonos con una entretenida media sonrisa.
—Hola. Su sonrisa mientras mirada de mí a Nash, y de vuelta. Estas bloqueando el refri.
—Hay una nevera en el otro cuarto. Nash asintió hacia la parte principal de la casa.
Emma encogió los hombros. Sip, pero nadie esta toqueteándose enfrente. Ella abrió el refrigerador, tomo una cerveza, y abrió la lata en lo que cerraba la puerta con un movimiento de su torneada cadera. No era justo Emma tenia las locas curvas heredadas de sus hermanas—el premio gordo en genética y todo lo que yo obtuve de mis familiares fue un realmente retorcido árbol genealógico.
Hay veces en las que gustosamente hubiera intercambiado todos mis dones bean sidhe—contaban un grito rompe vidrio y la habilidad de viajar entre el mundo humano y el inframundo como ¿”dones”? por un poco más de lo que ella tenía. Pero esta no era una de esas ocasiones. No cuando las manos de Nash estaban en mi cintura, su sabor aun en mis labios, y el verde y marrón en sus ojos se arremolinaba lánguidamente con obvio deseo. De mí.
Em bebió de su lata, y tome las llaves del auto que colgaban de su mano, entonces se las mostre antes de meterlas en el bolsillo de mi cadera, junto con las mías. Ella podía quedarse la noche conmigo, y yo la traería de vuelta para que recoja su auto en la mañana. Emma sonrió y asintió, de una vez moviéndose hacia la música cuando alguien la llamo desde la puerta de la sala.
— ¡Hey, Em! dijo una voz por sobre la música, y me di la vuelta para mirar a Doug Fuller reclinándose con un abultado brazo sobre el marco de la puerta. —Ven y baila conmigo.
Emma sonrió, vacio su lata, y después bailo hasta la sala con las manos de Doug en sus contoneantes caderas. Nash y yo nos les unimos, y el contexto saludo tras saludo de la brillante multitud alrededor nuestro. Pero en ese momento el era mío. Nos movimos con la música como si la habitación estuviera vacia y solo existiera el equipo de sonido y el calor que compartíamos.
Le había robado a Nash a un cuarto lleno de sus devotos adoradores con nada más que la secreta conexión que compartíamos. Una conexión con la que ninguna otra chica podía competir.
Habíamos combinado nuestras habilidades bean sidhe para regresar de la muerte a mi mejor amiga y para reclamar un alma condenada de las manos del demonio que la había comprado. Literalmente habíamos salvado vidas, luchado contra el mal, y casi muertos juntos. Ninguna simple cara bonita podría competir con eso, no importa cuánto maquillaje y lápiz labial se aplicara.
Una hora después, Em toco mi hombro y apunto hacia la cocina. Y negué con la cabeza después -- de un mes sin él, pude haber bailado con Nash toda la noche--- pero después que Emma se fue, Nash siguió mirando la puerta de la cocina como si súbitamente fuera a cerrarse de golpe y a dejarnos fuera.
— ¿Necesitas un descanso? pregunte y el sonrió aliviado.
—Solo un minuto. El me halo por entre la multitud mientras mi corazón aun corría al ritmo de la música, ambos húmedos por el sudor.
En la cocina, Emma bebió de una nueva lata de cerveza en lo que Doug discutía con Brant Williams acerca de un mal movimiento durante un partido de básquet que yo no había visto.
—Toma. Nash me dio una soda fría. Ya vuelvo. Luego empujo todo su camino entre la multitud sin dar una mirada a tras.

Mire a Emma con ambas cejas levantadas, pero ella solo enconcogio los hombros.
Abrí mi soda y note que el argumento entre Doug y Brant se había vuelto una conversación en susurros que no pude entender, y Emma ni siquiera lo había notado. Por varios minutos, ella parloteo sobre el hecho que su hermana se había negado a prestarle una blusa que de todas maneras hacia qué Cara se viera amontonada.
Antes de que pudiera decidir cómo responder, alguien dijo mi nombre, y levante la mirada para encontrar a Brant mirándome.
— ¿Si? Obviamente no había escuchado la pregunta.
—Dije, ¿donde está tu novio?'
—Um…en el baño— dije, no quería decir que no estaba segura.
Brant negó lentamente con la cabeza. —Hudson no está cumpliendo con el trabajo. ¿Quieres bailar hasta que el regrese? No muerdo. El alargo una gran y oscura mano hacia mí, y yo la tome.
Brant Williams era alto, y oscuro, y siempre estaba sonriendo. Era el pateador del equipo de futbol americano, un estudiante de último año, y el más amigable jugador que había conocido, sin contar a Nash. El también era la única otra persona con la que bailaría en esta casa aparte de Emma.
Baile con Brant durante dos canciones, mirando alrededor en busca de Nash todo el tiempo. Me estaba comenzando a preguntar si se había enfermado cuando lo vi al otro lado de la habitación, de pie al lado de Sophie bajo un marco de puerta arqueado que conducía a un pasillo oscuro. Él le quito un mechón de cabello de su frente, después se acerco para ser escuchado por sobre la música.
Mi pecho dolía como si no pudiera respirar.
Cuando se dio cuenta que lo miraba se alejo de Sophie y le frunció el ceño a mi compañero, luego me hizo señas con la mano indicándome que me hacer cara. Le agradecí a Brant por el baile, a continuación atravesé la habitación, el temor crecía dentro de mí como acides. Nash me había abandonado en una fiesta, y luego se aparece con Sophie. En lo profundo sabia que este día llegaría. Me había imaginado que eventualmente el miraría a otro lado por aquello que no había tenido en los dos meses y medio en los que habíamos estado saliendo. ¿Pero con Sophie? ¡Un destello de enojo ardía en mis mejillas. Igual pudo haberme escupido en la cara! 
Por favor, por favor que te estés imaginando cosas, Kaylee….
Me detuve cinco pasos lejos de celos, mi corazón lastimaba mi pecho con cada pesado latido. Si, Sophie tenía novio, pero eso no significaba que no trataría de tomar el mío.
Nash le dio una mirada a mi rostro, a mis ojos, que seguramente estaban arremolinándose con un dolor y enojo que no podía esconder, luego siguió mi mirada hasta Sophie. Sus ojos se agrandaron con comprensión. Después sonrió y tomo mi mano.

—Sophie solo estaba buscando a Scott. ¿Cierto? pero él me halo dentro del oscuro pasillo antes de que ella pudiera contestar, dejando sola a mi prima en la multitud. 
Aquí podemos hablar, Nash susurro, presionándome contra una puerta cerrada.
El contacto de cuerpo entero era prometedor, pero no podía hacer que la duda desapareciera. ¿Todo este tiempo estuviste hablando con ella? pregunte alrededor del corte en mi aliento cuando presiono su mejilla contra la mía.
—Solo salí para calmarme, y cuando entre de vuelta, ella me acorralo. Eso es todo. El busco la perilla cerca de mi cadera, y la puerta se abrió, revelando la elegante oficina del padre de Scott.
— ¿Lo juras?
—Realmente necesito hacerlo? Nash retrocedió para que pudiera ver sus ojos en la poca luz de la lámpara del escritorio, y vi la verdad nadando en ellos. El no deseaba a Sophie, sin importar lo que ella pudiera hacer que yo no.
Me permití sonrojarme. —Lo lamente, yo solo crei Nash cerró la puerta y corto mi disculpa con un beso. El sabia delicioso. Como la menta. Terminamos sobre el sofá borgoña del señor Carter, y solo tuve el suficiente tiempo para pensar que los psiquiatras ganaban demasiado dinero antes de que la boca de Nash encontrara la mia nuevamente, y el pensar se volviera imposible.
—Tú sabes que no estoy interesado en Sophie, susurro él. No les haría eso a ti o a Scott. El se inclino y me beso nuevamente —Solo estas tú, Kaylee.
Mi cuerpo se estremeció en ola tras ola de cálidos y estimulantes escalofríos, y deje que mis labios se movieron por sobre los ásperos bellos de su barbilla, deleitándome con su textura.
—Oh, bla bla bla , dijo una voz cansada , empapando nuestra privacidad con una fría dosis de sarcasmo. Lo amas, te ama, y todos somos una gran, sentimental, y rara familia feliz.
—¡Maldita sea , Tod!, Nash se puso rígido. Cerré los ojos y suspire. El sillón crujo debajo de nosotros mientras nos sentábamos para ver a su hermano no muerto corporal al fin, sentado hacia atrás en la silla del escritorio del señor Carter, con los brazos cruzados sobre el escritorio mientras nos miraba con una expresión de aburrimiento apenas suavizada por la curvatura hacia arriba de sus labios de querubín. 
—Si no dejas la rutina de mirón, le diré a tu jefe que te masturbas viendo a las demás personas manoseándose.
—Él lo sabe, Tod y yo dijimos en unísono. Me arregle la camisa, frunciéndole ceño al intruso, aunque mi irritación ya se estaba desvaneciendo.
A diferencia de Nash, últimamente yo tenía problemas para permanecer molesta con Tod porque consideraba su reciente aparición una buena señal. No lo habíamos visto por casi un mes luego de que su ex novia muriera en octubre - sin su alma. Y cuando digo que no lo había visto, lo digo literalmente. Como un ángel de la muerte, Tod podía elegir el momento y el lugar donde quería ser visto y por quien. 
Pero ahora estaba de vuelta y con sus viejos trucos. Los cuales parecían consistir en prevenir que Nash y yo tuviéramos tiempo de calidad a solas. Era casi tan malo como mi padre.
— ¿No deberías estar en el trabajo? pase una mano por mi largo cabello castaño para alisarlo. 
Tod encogió los hombros. Estoy en la hora del almuerzo levante ambas cejas. Tú no comes.
Solo encogió los hombres nuevamente y sonrió. 
—Sal, gruño Nash, moviendo la cabeza hacia la puerta. Como si Tod realmente tuviera que usarla. Una de las otras ventajas de estar muerto, técnicamente hablando, era la capacidad de caminar a través de las cosas, o de simplemente desaparecer y luego reaparecer en otra parte. Así es. Tengo ojos que se arremolinaban y la capacidad de romper las ventanas con mi voz. Tod tiene teletransportacion e invisibilidad. 
El mundo sobrenatural esta tan lejos de ser justo.
Tod se puso de pie y pateo la silla a un lado, pasando una mano por sus rizos rubios que ni siquiera la vida después de la muerte podía dominar. —De todos modos no estoy aquí para verlos a ustedes dos.
Genial. Le fruncí el ceño al Ángel de la muerte, mis ojos se estrecharon ahora con verdadera irritación. 
—Te dije que te mantuvieras alejado de ella. Emma le había visto una vez, brevemente. y habíamos cometido el error de decirle lo que el realmente era. Antes el la había estado observando encubiertamente, pero después de la muerte de Addison y su evidente angustia, asumí que se había detenido. 
Tod imito a su hermano con los brazos cruzados sobre el pecho. Así que no me dejas acercármele, ¿pero le dejas entrar en al auto con un jugador borracho? Eso como que no tiene sentido.
—Demonios. Nash salto del sofá en un instante y lo seguí, susurrándole a Tod las gracias mientras pasaba a su lado. Pero él ya había desaparecido de la oficina.
Seguí a Nash por el pasillo a través de la llena sala de estar, accidentalmente botando la cerveza que tenía una animadora en la mano. Salimos corriendo por la puerta principal y desee haberme detenido a buscar mi chaqueta cuando el aire frio me erizo los bellos. 
Nos detuvimos al final de parqueo y vi a Emma cerca de la entrada del callejon de salida, una breve vislumbre de su cabello rubio. Ahí, señale y seguimos caminando. Llegamos ahí justo cuando Doug abría la puerta del pasajero. El tenía a Emma presionada contra uno de los lados del auto, su lengua en su boca y su mano libre bajo su camisa.
Emma estaba totalmente concentrada, y aunque no creía que ella hubiera llegado tan lejos en público si no fuera por la cerveza, eso era asunto suyo. Pero meterse en el auto con un borracho cruzaba la línea entre la estupidez y lo peligroso.
—Em, dije mientras Nash le daba una palmada en el hombro a Doug y lo halaba hacia atrás.
— ¡Qué diablos, hombre! Doug dijo arrastrando las palabras en lo que su mano soltaba el sujetador de Emma con tanta fuerza que el elástico golpeo su piel. 
— ¡Kaylee! Emma sonrió y se recline en mí, yo mire molesta a Doug. Ella no sabía lo que estaba haciendo, y él se estaba comportando como un verdadero idiota.
—Em ya sabes cómo va esto, envolví mi brazo alrededor de su cintura cuando ella tropezó. Llegamos juntas, permanecemos juntas…… nos vamos juntas, termino con una expresión pesado grave con ojos agrandados. Pero no llegamos juntas, kay..
—Lo sé, pero la última parte todavía se aplica.
—Fuller, esta borracha. Nash lo alineo de tal manera que Doug cállese en el asiento del pasajero de su propio auto. Y también tú.
—Nooo… Emma rio, echándome el aliento a cerveza. 
—El no está tomando, así que le toca conducir.
—Em, el está totalmente borracho, insistió Nash y luego me miro y movió la cabeza hacia la casa. Llévala de vuelta adentro.
Empecé a caminar por la acera con Emma, intentado mantenerla tranquila mientras ella me decía lo lindo que era Doug. Ella no solo estaba borracha, estaba completamente ida. Debí haberla vigilado más de cerca. Un minuto después Nash nos alcanzó cuando estaba bajando a Emma al piso del porche. ¿Le quitaste las llaves? pregunte, y Nash frunció el ceño. Luego, cuando se volvió para dirigirse nuevamente al auto de Doug, un motor rugió a la vida y una sensación de nausea se instaló en el fondo de mi estómago. Nash se echó a correr, y apoye a Emma contra el último escalón. 
— ¿Tod? llame, mirando alrededor del oscuro patio, agradecida de que no hubiera nadie cerca para verme hablando sola.
— ¿Qué? dijo el Ángel de la muerte a mis espaldas, y me di la vuelta preguntándome porque siempre aparecía detrás mío.
— ¿Puedes sentarte con ella por un minuto?
Frunció el ceño y miro a Emma, que se nos quedo mirando, parpadeando con sus grandes ojos azules con una inocencia intoxicada.
—Me dijiste que me mantuviera alejado de ella.
—Hey, te recuerdo, Emma arrastro las palabras, lo suficiente mente fuerte para hacerme retroceder. Estas muerto.
Los dos ignoramos a Em. Lo sé. Solo cuídala por un minuto, y no la dejes entrar en ningún auto. Por favor.
Luego corrí tras Nash pasando la entrada del callejón sin salida, segura de que Tod vigilaría a Emma. Que probablemente era lo que había estado haciendo toda la noche, pese a que se conseguiría una Buena regañada por faltar al trabajo.
Más adelante, las farolas brillaban sobre la superficie brillante del auto de Doug, que se deslizaba bajo ellas como un trozo de la misma noche. 
Entonces, mientras alcanzaba a Nash, Doug se inclinó de repente hacia un lado, y su auto se abalanzo hacia adelante y hacia la derecha.
Hubo un fuerte pop, seguido del crujido de metal siendo aplastado. Luego el golpe de algo más sustancial.
— ¡Mierda! Nash salió corriendo nuevamente y lo seguí mientras esa sensación de nauseas en mi estomagó envolvía el resto de mi cuerpo. Oh, no, Kaylee…
Lo supe antes de siquiera verlo. La calle estaba llena de carros, y asegurados autos que pertenecían a personas que fácilmente podían darse el lujo de reemplazarlos. Pero, un borracho jugador había golpeado el mío. Cuando me acerque, vi que no solo lo había golpeado, el lo había embestido hasta subirlo a la acera y hacerlo atravesar el buzón de ladrillos de un vecino.
Mi auto estaba aplastado. La puerta del lado del conductor estaba metida para dentro. 
Había ladrillos y pedazos de mortero por todas partes. 
Detrás de nosotros, la puerta de delante de casa de Scott se abrió y se oyeron voces en la oscuridad detrás de mí. Mire hacia a otras y encontré Tod ahora completamente corpóreo llevándose a Emma lejos de la multitud saliendo al patio. Cuando estuve segura de que estaba bien, me volví hacia mi pobre, auto muerto. Hasta que me di cuenta de que Doug Fuller aun no había salido del suyo. 
Mierda.
—Ayúdame con él, dijo Nash, y rodee el auto en lo que el abría la puerta completamente intacta de lado del conductor del mustang. La cabeza de Doug caiga sobre sus hombros, y el estaba murmurando tonterías de borracho en voz baja. …conmigo. Alguien más en mi auto, amigo…
Nash se inclinó hacia dentro para soltar el cinturón de seguridad- ¿Qué tipo de borracho se acuerda de ponerse el cinturón? Pero no cabía entre su amigo y el volante, que había sido empujado demasiado cerca del pecho de Doug. ¿Kay, podrías quitarle el cinturón?
Suspire arrastrándome sobre su regazo, mientras metía mi torso entre el volante y su pecho mientras buscaba el botón —Me asusto a morir… murmuro sobre el cabello que había caído sobre mi oído. ¡El estaba ahí, salió de la nada! —Cállate Doug, le espete, seriamente considerando dejarlo en el auto hasta que llegara la policía. 
Estas borracho. Cuando conseguí desabrochar el cinturón, me aleje del regazo del apoyador y el exhalo directo en mi cara.
Me congele, con una mano apoyada sobre su muslo, y esa sensación de nausea en mi estomago se volvió un calambre de cuerpo entero. Los fríos dedos de horror se cerraron alrededor de mi corazón, y se dispararon a través de mis venas. Emma estaba en lo cierto. Doug no había estado bebiendo. 
De alguna forma, el totalmente humano apoyador de primera línea de la Secundaria East lake había metido sus grandes y torpe manos en la sustancia más peligrosa y controlada en el Inframundo. Doug fuller apestaba a aliento de demonio.

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